
¿Porqué es tan importante decir ‘NO a la Minería’?
Notas sobre la urgencia que tiene la industria para acceder a metales críticos, sobre el lavado verde de la minería, sobre cómo va a terminar si nadie los frena y qué podemos hacer.
Hay que perder menos tiempo en discusiones de minería buena y minería mala, que distraen del debate real, que se tiene que centrar en los impactos sociales y ambientales reales de la minería y en denunciar las crecientes violaciones de derechos que están sucediendo.
Nada de lo aquí apuntado pretende rehuir la urgencia de abandonar la era de los hidrocarburos o de la necesidad de modelos energéticos alternativos a los existentes. Pero las propuestas mainstream, no me valen porque claramente veo cómo apuntan a seguirnos hundiendo como sociedad en los desastres del mismo modelo económico. El que se basa en el extractivismo salvaje, la explotación y el saqueo de otros países y la destrucción de su naturaleza, al tiempo que se cometen graves violaciones de los derechos de quienes se oponen a este modo de hacer.
La última lista de materias primas críticas de la UE se publicó en marzo 2020 junto con una estrategia industrial basada en el crecimiento capitalista de la economía. Es un tema ya tocado en este espacio en varias ocasiones. Como también la Alianza Europea de Materias Primas, por cuanto está dominada por industrias como la minera o la del automóvil eléctrico, entre otras, y por los lobbies mineros y de materias primas que los abastecen. Mucho de lo que tiene que ver con estas estrategias gira en torno a esas 30 materias primas que la Unión Europea considera fundamentales, pero para cuyo abastecimiento depende de otras regiones, muy especialmente del Sur global y/o de China. No en vano, de este último país sale la mayor parte, casi 20 de las 30 materias primas de la consabida lista. Con este trasfondo, recientemente se discutió el llamado plan de Acción de Materias Primas Críticas y, por increíble que parezca, recién en 2021 fue la primera vez que el Parlamento Europeo llevó a cabo una votación en esta materia.
Este Plan de Acción de la Comisión Europea forma parte de una Estrategia general de Materias Primas que viene avanzando sistemáticamente desde 2008. En 2011 publiqué mi primer análisis al respecto, centrado en las percepciones que tuve en ese momento sobre lo que significaba para el Sur global. Estos temores no han hecho sino irse confirmando y aumentar progresivamente a lo largo de estos años en los que he seguido vigilando esta estrategia. Por supuesto, el planteamiento de partida de la Comisión apunta a garantizar para Europa las materias primas que necesita su industria, y aunque su evolución ha sido notable, el centro de su planteamiento ha variado relativamente poco desde su presentación aquél año.
No es el mismo que el de personas y organizaciones que nos preocupamos, por el contrario, por los impactos de la industria minera. En conjunto, venimos pensando en cómo elevar nuestras voces y denuncias intentando evitar los graves impactos y las violaciones que se dan como consecuencia de un aumento exponencial del extractivismo. Este ya era un grave problema cuando empecé a crear campañas socio ambientales a principios de los años 2000. Pero la “transición energética” le está dando un impulso sin precedentes, lo que por cierto, ya se veía venir hace tiempo. Una de las exigencias que hacemos es una transición justa, que se enmarque en un contexto general de justicia ambiental. Pero no hay ninguna propuesta lo suficientemente oficial y lo suficientemente realista, y en este momento, el escenario global se ha complicado debido a la estela que está dejando tras de sí la pandemia COVID y la reconfiguración de la geopolítica global con el trasfondo de la guerra rusa en Ucrania, que son sólo dos de los acontecimientos de todo lo que pasa en el mundo y que tiene que ver con la manteria.
La mayoría del Parlamento Europeo está manteniendo una posición cercana a la de la Comisión Europea. Así, quedó reflejado en la votación arriba referida y acontecida este mismo año. Según explican ONGs que trabajan en Bruselas, la opinión del Parlamento Europeo está timoneada por la Comisión de Industria. Quiere esto decir que más o menos nadie en el Parlamento Europeo se estaría tomando a día de hoy en serio la necesidad y urgencia de reducir el uso y así la demanda de materias primas. Es muy preocupante, teniendo en cuenta que se espera que la demanda de materias primas críticas aumente de aquí a 2050 en torno al 500%, según los cálculos y proyecciones del Banco Mundial. La opinión mayoritaria está obsesionada en lograr ese acceso para Europa a estas desorbitadas cantidades de metales y minerales. Incluso miembros del Parlamento Europeo de quienes se podría esperar una mayor sensibilidad en la materia, estos son los partidos Verdes o las izquierdas, sólo aciertan a proponer una “transición rápida a las renovables” exponiendo como secuencia lógica: primero, la elevada necesidad de los metales para la “transición verde” apuntalando la idea de la Comisión Europea; para, segundo, construir infraestructura; y poder, tercero, implementar y producir las soñadas energías renovables en un soñado mundo sostenible.
La única “solución” que se ofrece a los problemas de contaminación y violación de derechos humanos es amortiguar el golpe: la minería “sostenible” o “responsable”, en torno a la que todos los actores institucionales y empresariales justifican el asalto de los recursos minerales del planeta.
La manera de lograrlo y que cuenta con amplio apoyo es apostar por la certificación y por iniciativas multisectoriales. Pero los esquemas de certificación de actividades industriales a esta escala, como la minería, se están revelando como un simple “lavado verde” financiado por la industria minera. Tirón de orejas entonces a muchas ONGs que no terminan de ver lo grave de la situación ni de percibir lo inclinada que está la balanza a favor de la industria minera, haciendo más que urgente posicionarse en el NO frontal a la minería y alinearse, o apiñarse, en defensa de las y los defensores de la vida y la naturaleza que sufren las consecuencias directas de todo este sistema.
“Sostenible” en minería no es más que una palabra vacía. Sugiero un ejercicio muy simple: en las situaciones en las que se aplica el adjetivo “sostenible” a la minería, simplemente elimina esa palabra del papel. De igual modo, sobre el terreno, minería es simplemente eso, minería. A pie de mina, todo queda igual en términos de destrucción y contaminación sin que nada que pueda hacerla mejor. Tampoco será “carbono neutral”, por mucho que se empeñen.
Con la transición verde que se de a trancas y barrancas o sin ella (1), se puede decir, que en el empeño por mantener el status quo del estándar de vida occidental, el comportamiento de los actores a cargo de este escenario pro minero se parece bastante a las maneras de ciertos adolescentes: cuando quieren algo, si no lo obtienen tal y como lo imaginan, hay un berrinche. Por eso, la tendencia de los defensores de la minería es ridiculizar a las personas críticas en el mejor de los casos, deslegitimarlas, o tacharlas de eco-terroristas en el peor. En todos los eventos y presentaciones en los que participo o tengo la oportunidad de presenciar, en los que se propone establecer alguna línea roja a la minería y al consumo, sé que inevitablemente en la ronda de preguntas, se formulará sin falta la pregunta acerca de “cuál es la alternativa”. Porque en muchas cabezas no cabe la posibilidad de hacer alguna otra cosa que no sea seguir haciendo crecer la economía a base de extraer, saquear materias primas, depredando recursos y depredando a otras comunidades en continuidad de la ilógica colonialista.
Se busca profundizar los canales de abastecimiento de materias primas para las grandes potencias, como la UE, con discursos de “más globalización”, necesidad de diversificación de las fuentes, leyes de cadenas de abastecimiento (que con alta probabilidad, después de algunos años se demostrarán como fallidas en cuanto a transparencia real), evitar el proteccionismo (2), utilizar la cooperación al desarrollo y los tratados de libre comercio para facilitar el acceso a materias primas, uso de la diplomacia para el mismo fin, fomento de las inversiones empresariales en países productores de materias primas, y otras estrategias.
Para mí, el hecho de que las sociedades consumistas no quieren renunciar a nada es innegable. Pretendemos seguir con la fiesta extractiva. Aunque sepamos, como en el fondo lo sabe el adolescente caprichoso de nuestro símil, que no es posible y que no puede terminar bien. Aún así, no queremos afrontar los cambios urgentes y necesarios, no nos importa que otras personas tengan que pagar nuestro desmadre y no estamos dispuestos a hacer ningún tipo de sacrificio sino a seguir en la misma inercia, permitiendo que las que se tengan que sacrificar sean otras comunidades. Y nuestros representantes políticos son un simple reflejo de esta realidad social.
La “buena noticia” sería que, de todas maneras, la realidad se termina imponiendo. Ya está sucediendo. Hay escasez de materias primas, las cadenas de abastecimiento están rotas, los precios de la energía en las nubes. Por todo ello, suben también los precios de las materias primas. Hay inflación (toda persona de Latinoamérica sabe lo que esto significa, no es tan obvio ni sobreentendido para quienes viven en países con una impresión de estabilidad económica). Significa que todos los precios van a seguir subiendo, que los ahorros pierden valor, que mientras, hay mucha gente dentro de la clase política y en las multinacionales que se hacen ricos, muy ricos, generando grandes proyectos, que muy a menudo terminan revelándose como grandes burbujas. Va a pasar también en la minería y probablemente en sus cadenas industriales upstream, porque muchos de los proyectos propuestos se sustentan sobre meras posibilidades, subvenciones o dineros post-pandémicos y no toman en cuenta la situación real sino soluciones fáciles, rápidas y que den votos o favores.
Tal y como están las cosas, cualquier posicionamiento sobre minería “por aquí sí, pero por allá no” o “minería así sí, pero asá no” (sostenible o responsable) le está haciendo el juego a la industria minera y a las malas políticas y un flaco favor a las comunidades afectadas por minería y a la naturaleza en emergencia. En los países del Sur global, las personas con cuyas resistencias me solidarizo, están siendo asesinadas y violentadas, muriendo por defender sus territorios. Y el problema no es de hoy. Viene de largo, y los “criterios” que apuntan a una minería “buena” o “mejor que una minería mala” no hacen más que ayudar a tapar y a justificar las violaciones. Si lo hacen es porque, a pesar de la existencia de múltiples iniciativas de “sostenibilidad” y “responsabilidad” pueden y porque se les está permitiendo.
Mi propuesta: menos escuchar a expertos mainstream en la materia y a activistas egos. Creemos en su lugar movimientos de base fuertes, con carácter lo más amplio y global posible. Transicionemos ya hacia un escenario en el que a la industria y a las empresas no les sea posible seguir violando los derechos de nadie. Cualquier transformación va a venir desde abajo, se construirá en red y será: solidaria y popular, anticapitalista y anticolonialista, por supuesto también feminista y antirracista. Todo un reto por lo que vengo viendo.
Notas:
(1) Un reciente informe del Öko-institut,encargado por los Verdes del Parlamento Europeo dice que sólo 6 de las 30 materias primas críticas son dominantes en cuestiones relacionadas con las tecnologías “verdes”( cobalto, litio, niobio, tántalo y tierras raras pesadas y ligeras). Las demás se utilizan principalmente en otros ámbitos como la digitalización, la defensa, la aeronáutica e incluso la agricultura, ver: https://www.euractiv.com/section/energy-environment/opinion/stop-the-mining-rush-in-protected-nature/
(2) Ver por ejemplo, “La UE presenta una solicitud de creación de un grupo especial de la OMC contra las restricciones ilegales impuestas por Indonesia sobre la exportación de materias primas para la producción de acero inoxidable”, en: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/ip_21_105
Por Guadalupe Rodríguez, campaigner en salvalaselva.org y persona de contacto regional de Yes to Life No to Mining YLNM