Un recadito — Foto: Guadalupe Rodríguez (@ecologistadelno)

Como sobrevivir al machismo y seguir salvando el mundo con alegría

Los tocapelotas en los movimientos sociales (aprende a reconocerlos)

Guadalupe Rodríguez
7 min readDec 21, 2020

Ultimamente me han estado acosando, acusando y violentando y este es mi modo de repeler el ataque del macho: compilando las características comunes que he observado en los ataques y las actitudes. He podido corroborarlo con algunas amigas y otras alianzas.

Son encantadores

Los tocapelotas, al principio, no son fáciles de identificar. Son jóvenes, a veces guapos -otras no tanto-, encantadores, inteligentes, forman parte del movimiento, o parecen dispuestos a colaborar, a contribuir a la causa del movimiento. Esto es casi lo único positivo que puedo decir en este momento de los tocapelotas. Desde aquí al final de este texto se convierten en unos monstruos insoportables. Solo al final logramos abrir una puerta que nos permitirá recuperar la esperanza en las bondades del ser humano.

Se creen mejores que las demás personas

Un día, los tocapelotas se convierten en peligrosos. Pueden ser unas auténticas víboras, unos aprovechados, e intentar demostrar a diestro y siniestro que saben todo más y todo mejor, y por supuesto a pretender ser mejores personas que las demás del movimiento -y demás seres del universo.

Siembran la duda

Con cuestionamientos a propuestas y a las que proponen, siembran sospechas sobre compañeros y muy especialmente sobre compañeras, sobre todo si detectan que éstas son mejores que ellos. No lo pueden soportar. Deben considerarlas un peligro para sus egos. Que alguien tenga (buenas) ideas, o que mucho antes que ellos otras ya hayan sabido cosas. ¡No puede ser! Piensan. ¡No lo permitiré! Les dice su ¿subconsciente?

Escrutinizan a las compañeras y compañeros

Con ese alarde de ser “más”, pueden empezar a remover el pasado de las personas u organizaciones que quieren desacreditar, intentando buscar cualquier cosa que con la que después cuestionar el movimiento social, buscando conexiones. Y aunque no encuentren nada serio para cuestionar (no niego que haya gente con un pasado realmente oscuro y que a veces pueda salir algo preocupante), pero si no hay nada, ellos siempre van a tener la capacidad para usar de arma arrojadiza y usar para resquebrajar la confianza dentro del movimiento. Y dejarlo así, pues no aceptarán ningún tipo de explicación y menos la difundirán después con tanta dedicación como la calumnia.

Quieren dividir los movimientos y “quedar bien”

Y de ahí prepárate, porque si te toma desprevenida, son capaces ellos solitos de perjudicar si no acabar con redes y movimientos. Sembrando la duda sobre las y los demás. Localizando a su supuesto enemigo dentro de las redes, y no del otro lado. Absorbiendo la energía de todos -la misma que en realidad debería utilizarse para la propia causa del movimiento- para tener que explicarse, para intentar dejar todo claro y poder solucionar el conflicto creado por los tocapelotas.

Quieren estar en el centro

Y así, no hay movimiento social posible. Las redes pueden quedar tocadas o hasta destruidas tras su paso por las mismas. Y encima, sigue leyendo.

Confunden el objetivo

Es curioso que a pesar de que los movimientos como el ecologista, en el que se centra esta reflexión, se suelen componer de pocas personas con fuerzas muy limitadas, los tocapelotas consideren importante dirigir su energía a criticar a posibles compañeras de lucha. En lugar de buscar en qué se puede coincidir -obviamente en los movimientos hay diferentes intereses, diferentes perspectivas, diferentes ideologías, diferentes prioridades, diferentes sensibiliades, diferentes historias personales- aparcar las diferencias y buscar los puntos de trabajo común (para eso se forman las redes). Pero eso que es tan importante no lo quieren entender y sobre todo no lo respetan. Siempre querrán ser los que tienen razón.

Suelen hacer ellos mismos aquéllo de lo que te acusan a tí

Esto no falla. Es mi último descubrimiento. Te darás cuenta fácilmente de este aspecto si conservas la sangre fría para analizar objetivamente la situación: si te acusan de divulgar información, ellos lo habrán hecho antes; si te acusan de hablar por detrás, será lo que hacen ellos; si te acusan de estar con el enemigo del movimiento social, serán ellos los que estarán coqueteando con el otro lado; si te quieren enseñar algo, será porque son ellos quienes no lo saben (mansplaining, vaya).

Tiran la piedra y esconden la mano

Nadie sabe lo que pretenden en relidad y su motivación última no está clara. Puede ser política, puede ser económica, pero siempre, siempre, su ego y la envidia cochina ocupará un lugar preponderante.

Solamente vale lo que hacen ellos

Incapaces de pensar de forma integral, solo ven valor en lo que ellos hacen por el movimiento. Todo lo demás queda sometido a su desprecio y al yugo de su crítica aplastante. A pesar de ello, lo siguiente.

Evaden el diálogo

Por eso, parece que no es posible solucionar ninguno de los conflictos que crean. Porque esta es otra cosa que hacen los tocapelotas. Normalmente no quieren hablar. Se niegan a estar en los espacios propios en los que naturalmente se podría conversar a fondo para aclarar cosas y solucionar el problema. Si conversan tiene que ser “en privado” pues temen no tener argumentos. Pero más bien no aparecen. Son evasivos. Nunca tienen tiempo, pues son gente “importante” (ya dijimos, mejores que los demás).

Tienen corte de admiradores

Entonces mandan emisarios para los diálogos. Sorprendentemente hay incluso emisarias que les colaboran. Pues dado que el machismo fervoroso es un componente básico de la actitud del tocapelotas, cuesta entender que haya mujeres dispuestas a perpetuar la especie. Pero las hay. Y pueden ser más fervientes y ardientes que ellos mismos en la saña por destrozar los movimientos y tergiversar las causas. Y las o los emisarios no son sinceros, vienen a seguir espiando y a seguir enredando la espiral de la destrucción del movimiento.

Quieren que te calles

Más de una vez, los tocapelotas me han hecho gestos de que me calle cuando estaba hablando. Me han querido silenciar. Me han querido sugerir que tengo que estar de adorno. Porque lo que ellos hacen y dicen siempre es mejor y más importante. Por eso, el siguiente punto.

Necesitan secretaria

Los tocapelotas son expertos en decir lo que “hay que” hacer y cómo. Y como hombres, esperan que especialmente las mujeres del grupo lo lleven a cabo. Con diligencia. Y así vamos llegando al grano. Al quid de la cuestión. Sigue leyendo.

Son machos alfa

Pueden incluso salir victoriosos, pues se mueven como pez en el agua y disfrutan los beneficios del sistema patriarcal, que les da cobijo y seguridad, los abraza, los mima, los necesita para perpetuarse. Tus reacciones a los tocapelotas pueden fácilmente hacerte caer en el saco de las histéricas, de las locas, de las brujas. A mucha honra.

Son violentos

Ejercen diferentes tipos de violencia, incluso la silenciosa. Tirando la piedra y escondiendo la mano. Rondando, depredando, molestando, sugiriendo lo que no es y como no es. Negándolo todo. Y después todavía son capaces de venir con cara de cordero degollado a hacerse los idiotas y pretendiendo que no entienden porqué estas tan enfadada.

No están dispuestos a aprender

Por otro lado, no les interesa lo más mínimo lo que tengas para decir. Y mucho menos si sabes más que ellos. Entonces el problema que causan tiene difícil solución. Por eso la conclusión del siguiente punto.

Son unos mierdas

Es sólo uno de los calificativos con los que concluimos el asunto mis amigas y yo, con las que conversé del asunto. También, que pueda recordar ahora, les llamaron gusanos, idiotas, trepas, jetas, ambiciosos, buitres, perversos, monstruos, envidiosos, resabidos y garrapatas (en gallego, carrachos). Ah, y cerdos depredadores. También me dijeron que tienen el Edipo mal resuelto. Me río con las interpretaciones de mis amigas. Y coincido con ellas. Lo malo es que son como niños pequeños en berrinche a la hora de intentar imponer su punto de vista, y ya sabemos lo que significa eso. Pero lo peor de hablar con mis amigas es darme cuenta de que siempre conocen algún otro tocapelotas porque… pasa al siguiente punto.

Son muchos

Parece que no sólo en los movimientos sociales, hay tocapelotas por todas partes. Seguro hay uno cerca de tí. Pues cuando comentas con compañeras de otros movimientos sociales sobre la existencia de tus tocapelotas, siempre hay tocapelotas similares en otros espacios con los que compararlos. Por eso este relato inspirado. Para avisarte que tengas cuidado con los tocapelotas que pueda haber cerca de ti.

Pueden hacerte sentir muy mal

Intentando poner el mundo en contra tuyo con las tácticas más sutiles con calumnias e inventos acerca de ti, tus relaciones, tus filiaciones, tus redes, tu vida, tu forma de hablar, tu procedencia, tu destino. Lo que sea.

A veces hablan en femenino

Cuando empiezan a notar que se está destapando la violencia verbal, psíquica y el avasallamiento que pretenden ejercer sobre las mujeres, y notan que les pueden acusar de machistas…. ¡empiezan a hablar en femenino! O a hacer algún otro tipo de exaltación de lo femenino con la pretensión de quedar libres de sospecha. Qué patético. Las feministas les decimos los “feministos”.

Tienen mucho peligro

Porque el patriarcado, que es el mecanismo (uno de los mecanismos) que favorece este tipo de actitudes es muy penetrante y a todas nos cuesta a veces sobreponernos a su poder y enfrentarnos a él. Ellos tienen todas las de ganar, pues simplemente por su condición de hombres, jóvenes, su “verdad” ya es cara afuera más factible que la de cualquier otra persona de sexo o ideas diferentes.

Además tienen más energía para dedicar a deshacer, pues tienen todo el sistema patriarcal a su servicio, sus novias, amigas, madres, suegras, vecinas, les estarán haciendo la comida, cuidando las hijas, y demás tareas disque secundarias y pueden dedicarse de pleno a hacer y especialmente deshacer a su antojo.

Que cosa más asquerosa son los tocapelotas en los movimientos sociales. Así es que estamos como estamos y los poderes fácticos pueden avanzar y dominar cada vez más y mejor.

Cada vez más gafas lila

Las tienes o no las tienes. Siempre y cada vez más, hay compañeras con gafas lilas como tú misma, con capacidad y suficiente agudeza para desentrañar la situación, que están ahí para salir al rescate, para hacer piña, para repeler la agresión y para hacer del mundo un lugar mejor en el que quepamos todas y todos. Hasta los tocapelotas.

Y sólo así podremos juntas fortalecer los movimientos sociales y redes sanas que si no trabajamos en conjunto y con alegría, pueden quedar tocados, quebradas, diezmadas y hundidas con el paso de los tocapelotas.

¡Ah! Me olvidaba de señalar (irónicamente) que cualquier parecido de los tocapelotas con la realidad es pura concidencia.

¿Te ha pasado?

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Guadalupe Rodríguez
Guadalupe Rodríguez

Written by Guadalupe Rodríguez

Solidaridad con la resistencia y análisis de políticas que impulsan el extractivismo en sus diversas formas. Mirando al Sur. Salva la Selva. Red YLNM.

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